El lunes es una gamba: nada mansamente en su pecera sin enredarse con los bigotes. Se ducha de mañana, recoge la habitación, va a trabajar. A las 12 de la noche está cansada y se vierte al catre a dormir. Gamba cristal rojo, ojos despiertos, mandíbula descolgada. El martes puede que también, y también el miércoles, aunque ya empieza a engordar, los ojos recorren órbitas cada vez más amplias, empieza a apretar la mandíbula. El jueves aún, pero el viernes. Lo que se levanta es ya un verdadero dragón, un animal sediento, absolutamente alcohólico y depravado, que no cabe por las puertas automáticas del último lugar al que va a trabajar. No sabe qué hacer con el dragón.
António dice: "No lo sé, tía, está en mi sangre. Una cerveza, y estoy jodido."
El último tren sale a las dos pero nunca lo alcanza:
- ¿Crees que puedes dejarme tu bicicleta, tía?
- La llave está en el ganchito, a la derecha de la mesa.
- Vale, tía. ¿Nos bebemos la última y me voy?
Le doy el dinero y trae cerveza para los dos.
Nos sentamos en la terraza del Belgie aunque hace un frío atroz.
- No lo entiendo, yo soy así. En mi ciudad, un día, un tío me preguntó dónde estaba tal sitio. Venía en un coche gris o cosa. Se lo dije y se fue despacito. De repente, se quedó en la esquina, parado, como esperándome.
- ¿Y eso?
- No sé, tía. Pero yo llegué allí al lado, y el tío abrió la puerta y yo ¡bum! le di una patada. No sé, tuve una intución. Tuve la intuición de que a ese tío yo le tenía que dar una patada. El otro día fue al bar ese. Estaba en la barra, yo tranquilo pidiéndome una cerveza. Y el tipo ese, el del pelo largo, vino...
- ¿Quién?
- Ese tío que está siempre con las camisetas blancas y la barba.
- ¿
Piratasdelcaribe?
- Ese, ese... Pues el tío. Me estoy pidiendo una cerveza y el tío se me queda mirando, me dice... ¿Te acuerdas el día que le robaron la chaqueta a Nuno? Nuno pegó a ese tío y yo estaba al lado. Pues el tío me dice: "No me gusta verte por aquí. Tú que me has pegado". Pero yo no era, tía, tú te estás confundiendo, yo a ese tío no le he tocado, siempre dicen que soy yo. Pero no sé, tía, yo no puedo beber más que una. Voy a llegar tarde a casa y Elske se va a cabrear. Gracias por la bicicleta. Es una mierda pero está en mi sangre.¿A la nossa?
- Si, venga, a la nossa.