domingo, 13 de febrero de 2011

No doble sino triple


Hemos comprado las entradas y vamos a por la cerveza. Pasamos por delante de Winkel van Sinkel y dice: "Este es mi edificio favorito. Pero tenemos que volver a tiempo, no vaya a ser que alguien ocupe nuestros sitios". Las butacas están numeradas, faltan 45 minutos para que empiece la película y contemplo los grandes paneles de "error" que adquierten de lo que supondrá vivir con Anasagasti y su novia.
Utrera está en descongelación, aún no hay nadie en la calle y en el café Belgie podemos hasta elegir mesa. Me pido una doble pero no me hace efecto. Parece sopa y no me puedo beber la cerveza entera por las prisas. ¿Quién es Ella habiendo elegido a Anasagasti como esposo? El último punto de contacto se resquebraja como una luminosísima capa de hielo y me veo caminando por el mar de Aral a solas.
Me entran unas irreprimibles ganas de reír.

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